El Banco de México espera que la inflación llegue a 3.68% al cierre de 2018, debido a que los precios de los combustibles alcanzarán mayor estabilidad; sin embargo señaló que hay riesgos que pueden presionar al alza este indicador.
El primero de ellos es que el número de choques que se han observado incremente la probabilidad de efectos de segundo orden sobre la inflación, es decir, que los precios sean afectados por la inestabilidad proveniente del exterior.
“En particular, destaca el que los incrementos en los precios de los energéticos hasta ahora registrados impulsen más allá de su impacto natural los precios de aquellos bienes y servicios que los utilizan como insumos en su producción”, detalló el organismo.
El instituto dirigido por Agustín Carstens señaló que el peso todavía no termina de librar las presiones que tiene encima, pues aunque tiene una apreciación significativa contra el dólar, todavía hay riesgos de que puedan elevarse aún más las expectativas de inflación como consecuencia de que la moneda nacional experimente nuevos episodios de depreciación derivados de la incertidumbre que persiste en el entorno externo.
Finalmente, que se presenten aumentos de precios de los bienes agropecuarios, aunque su impacto sobre la inflación sería transitorio.
LAS BUENAS POSIBILIDADES
El Banxico también señaló que hay una posibilidad de que se alcancen mejoras en la inflación de forma más rápida si la moneda mexicana consolida su tendencia a la apreciación, además de que los precios de los energéticos podrían reducirse, en congruencia con sus referencias internacionales.